En la zona sureste de Suiza, en el Valle de la Engandina y frente al lago homónimo, se esconde la famosa St. Moritz. Aunque se trate de una comuna de pequeñas dimensiones y con poco más de 5.000 habitantes, St.Moritz es una localidad conocida mundialmente por su belleza paisajistica pero sobretodo por ser la cuna del turismo de invierno.
La excelencia de las instalaciones y la calidad de los servicios de de St. Moritz han hecho sí que la ciudad se convirtiese en una de las estaciones de esquí más famosas en el mundo. Por otro lado, su elegancia y esplendor, que remontan a la Belle Èpoque, hacen de St.Moritz una de las metas más exclusivas de los Alpes Suizos.
Historia de St. Moritz
El nacimiento de St.Moritz como meta turística exclusiva remonta sus origenes a la segunda mitad del siglo XIX. En 1864 el empresario Johannes Badrutt, proprietario de un hotel de lujo en St. Moritz tomó una decisión que cambió el destino de la ciudad.
En esa época numerosos turistas extranjeros escogían su hotel como meta en el verano. St. La naturaleza, el buen clima y los manantiales de agua termal de St.Moritz atraían la burguesía europea, en busca de un destino para veranear.
Según la leyenda, Johannes desafió un grupo de turistas a volver en invierno, asegurando un clima igualmente soleado. El emprendedor ganó su apuesta y marcó el inicio de St. Moritz tal y como la vemos hoy.
Además de ser la cuna del turismo de lujo alpino, St. Moritz es un enclave privilegiado para la práctica de deportes de invierno. Ubicada en un valle a casi dos mil metros, St. Moritz está rodeada enteramente por los Alpes. No es un caso que la ciudad haya sido dos veces la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno y cuatro veces de los campeonatos mundiales de esquí alpino.
¿Qué ver en St. Moritz?
El nacimiento de St. Moritz como meta turística exclusiva remonta sus origenes a la segunda mitad del siglo XIX. En 1864 el empresario Johannes Badrutt, proprietario de un hotel de lujo en St. Moritz tomó una decisión que cambió el destino de la ciudad.
En esa época numerosos turistas extranjeros escogían su hotel como meta en el verano. St. La naturaleza, el buen clima y los manantiales de agua termal de St. Moritz atraían la burguesía europea, en busca de un destino para veranear.
Según la leyenda, Johannes desafió un grupo de turistas a volver en invierno, asegurando un clima igualmente soleado. El emprendedor ganó su apuesta y marcó el inicio de St. Moritz tal y como la vemos hoy.
Además de ser la cuna del turismo de lujo alpino, St. Moritz es un enclave privilegiado para la práctica de deportes de invierno. Ubicada en un valle a casi dos mil metros, St. Moritz está rodeada enteramente por los Alpes. No es un caso que la ciudad haya sido dos veces la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno y cuatro veces de los campeonatos mundiales de esquí alpino.
Lago de St. Moritz
Aunque se trate de un lago de pequeñas dimensiones (menos de un kilómetro cuadrado de superficie), el lago de St. Moritz es una de las atracciones principales de la ciudad. Tanto en invierno como en verano, el lago rodeado por las Alpes es un escenario único. Si viajáis a St. Moritz en febrero, no os perdáis las carreras de caballos que se organizan el lago helado. Estas carreras se organizan desde principios del siglo XX.
Piz Nair
desde el centro de St. Moritz es posible alcanzar facilmente la cima (3.057 m) de la montaña del Piz Nair. Se sube a la cima del Piz Nair comodamente en teleférico y desde lo alto de la montaña las vistas de los Alpes y de St. Moritz son espectaculares. Si os gusta el esquí o snowboard, el Piz Nair cuenta con algunas de las mejores pistas de la zona.
Caferetería Hanselmann
La cafetería Hanselmann es una meta obligatoria de todos aquellos que visitan St. Moritz. Fundada en 1894, esta cafetería forma parte de la historia de la ciudad y es considerada la mejor de la zona. Algunos de sus productos típicos más famosos son: praline, birnbrote (pasteles rellenos de peras secas), marrons glacées y la tradicional tarta de nueces engandina.
Tomarse un café y disfrutar de algunos de los dulces suizos más famosos en esta cafetería Belle Époque os encantará.
Shopping en Via Serlas
En el centro de St.Moritz se encuentra Via Serlas, la calle por excelencia del shopping de lujo de la ciudad. Las mejores marcas del mundo tienen una tienda en esta calle. Sin embargo en Via Serlas encontraréis también tiendas de gastronomía o de souvenir. Vale la pena echarle un vistazo.
Bernina Express
El bernina express es una de las redes de ferrocarril más famosas al mundo, inaugurada hace más de 100 años. Se trata de un tren turístico que recorre los paisajes suizos más sorprendentes, nombrados patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este tren sube a más de 2.253 metros y cuenta con vagones panorámicos para admirar a 360 grados los lagos y las montañas suizas.
Casinó de St. Moritz
Como la mayoría de las localidades exclusivas, también St.Moritz cuenta con un casinó. Para acceder es necesario ser mayor de edad.
Como llegar a St. Moritz desde Milán
St. Moritz resulta muy complicada de alcanzar con el transporte público. Si quieres llegar a St. Moritz desde Milán en tren o en autobús, que sepas que no va a ser posible hacerlo de forma directa. Todos los trenes y autobuses realizan paradas intermedias.
- En tren puedes realizar el trayecto Milano stazione Centrale – Tirano y Tirano – St. Moritz. El viaje tiene una duración de 5 horas y para reservar tu billete deberás visitar la página de la Compañía de Ferrocarriles Suizos “SBB CFF FFS”.
- En alternativa, puedes realizar el trayecto Milano Stazione Centrale – Colico y Colico- Chiavenna con Trenitalia. En Chiavenna deberás tomar un autobús que en 1h y 40 min te llevará a St. Moritz.
Si tienes la oportunidad, te aconsejamos salir de Milán hacia St. Moritz en coche. Si lo alquilas podrás moverte libremente por la zona y no solo por la ciudad de St. Moritz. Algo muy importante si visitas un lugar principalmente por sus paisajes, como en el caso de St. Moritz.
En alternativa, puedes reservar un transfer privado desde Milán a St. Moritz: el precio será un poco más elevado pero no tendrás que preocuparte de nada.