Milán es un destino fácilmente alcanzable desde muchos puntos de Italia y Europa. La facilidad de llegar a Milán hace que sea una ciudad muy apetecible para visitarla en un día. Pero… ¿qué ver en Milán en un día? ¿Cómo organizarnos? Nosotros os damos la solución. Milán, pese a lo que a veces puede parecer, tiene muchísimo que ofrecer con sus monumentos, museos y lugares especiales. En esta página os proponemos un plan para ver Milán en un día para que no os perdáis lo más importante de la ciudad de la moda. Aprovechando al máximo una visita en 24 horas. ¡Comenzamos!
¿Qué ver en Milán en un día?
Por la mañana: Catedral de Milán, Galería Vittorio Emanuele II, Teatro La Scala, Castello Sforzesco.
Por la tarde: Santa Maria delle Grazie, La Última Cena de Leonardo da Vinci, Basílica de San Ambrosio, Plaza del Duomo.
Catedral de Milán
La primera parada de un viaje de un día en Milán no puede ser otra que la Catedral. Sin duda alguna el símbolo de la ciudad y su mayor monumento. La Catedral de Milán es una de las mayores del mundo. De hecho, su capacidad para 40.000 mil personas la deja sólo por detrás de la basílica de San Pedro en Roma.
Sus dimensiones son enormes y transmite esa magnificencia en cada punto. Tiene un estilo gótico muy particular, con influencias del gótico lombardo. Esto le da una belleza y una imagen únicas. No por nada está considerada como una de las catedrales góticas más bonitas del mundo.
La catedral se caracteriza por su mármol blanco rosado exterior, que se llegó a traer hasta las obras en canales que venían desde las canteras. Todo un diseño para llevar a cabo una obra magna que tardó 6 siglos en completarse.
Aquí no vayáis con prisa. Sólo estamos un día en Milán pero la catedral hay que disfrutarla con calma. Eso sí, para subir a la terraza es mejor esperar a otra ocasión. ¡Todavía nos queda mucho que ver en Milán en un día!
Galería Vittorio Emanuele II
A unos pasos de la Catedral de Milán tenemos otro de los lugares que no podemos perdernos. Perfecto para continuar nuestro recorrido. Se trata de la Galería Vittorio Emanuele II, la madre de los centros comerciales modernos. Pero que esto no os confunda, no es un centro comercial. La Galería Vittorio Emanuele II está formada por dos calles perpendiculares cubiertas por una gran bóveda de cristal y con un pavimento precioso, decorado por mosaicos que forman una fabulosa plaza en el cruce de las calles.
A lo largo de las calles hay comercios, bares y restaurantes de todo tipo. Bueno, más bien de alto nivel. Pues es una de las zonas más visitadas de Milán. Más que por las tiendas, por su belleza. La galería es un lugar donde dar un agradable paseo, donde juntarse con amigos, donde hacer compras y que visitar simplemente para apreciar su hermosura.
Incluso los escaparates de las tiendas deben seguir protocolos de imagen. Imperdible en un día en Milán. ¡Y lo que nos queda!
Teatro La Scala
La Galería Vittorio Emanuele II conecta la catedral con nuestro siguiente destino: el Teatro La Scala. Conocido también como La Scala, seguro que lo habéis escuchado alguna vez… si no lo conocéis ya. Pues el Teatro La Scala es uno de los más importantes de todo el mundo, por no decir el primero.
El edificio por fuera puede parecer algo austero, normal, gris. Pero no os dejéis engañar por las apariencias. Su interior es una de las cosas más fascinantes que ver en Milán. Quizás en un viaje de un día en Milán sea difícil acudir a una de sus veladas, pero al menos una visita merece la pena. En cuanto entréis, lo comprobaréis fascinados.
En el teatro se estrenaron algunas de las mejores óperas y conciertos de la historia. Sin ir más lejos, el gran Giuseppe Verdi estrenó algunas de sus obras aquí.
Castello Sforzesco
Continuando con nuestro paseo, luego del teatro nos vamos a otra joya de la ciudad de la moda. Un monumento que no podemos perdernos en una visita de un día a Milán: el Castello Sforszesco.
Lo veréis de lejos. ¿Y cómo no verlo? El castillo es probablemente la construcción más colosal de toda Milán. Un castillo que nació como base defensiva pero que, con el crecimiento de Milán, fue creciendo él también. Sobre todo ocurrió en a finales del siglo XV y principios del XVI. Donde la familia Sforza lo convirtió en su residencia privada y en el símbolo del poder de Milán.
Para la gran reforma del castillo, los Sforza contaron con grandes personajes como Bramante o el mismo Leonardo da Vinci. De hecho, en algunas salas podemos ver frescos realizados por ambos artistas. Da Vinci diseñó incluso los fosos defensivos.
Contando sólo con un día en Milán, lo normal es que nos sea imposible visitar su interior, pues nos quitaría mucho tiempo que, desde nuestra experiencia, aconsejamos utilizar en conocer otras maravillas de Milán. Atentos porque nos quedan auténticos tesoros.
Por cierto, este puede ser un buen momento para parar a comer en alguno de los restaurantes de Milán y disfrutar de su gastronomía.
La Última Cena de Leonardo da Vinci
A continuación, nos dirigiremos a uno de los mejores sitios que tiene Milán. Es más, de los rincones más especiales para toda la historia del arte. Nuestros pasos nos llevarán a Santa Maria delle Grazie, un complejo religiosos precioso, con la mano de la arquitectura de Donato Bramante.
Sin embargo, la estrellas de este lugar es La Última Cena de Leonardo da Vinci. Es aquí, en una de las paredes interiores del convento, donde Leonardo pintó su famosísima obra. Lo hizo por encargo de Ludovico Sforza, que quería aportar un lugar mejor a los dominicos en Milán. Nadie podía esperar que aquella pintura, por genial que fuera, acabara siendo hasta un motivo de viaje de decenas de artistas de Italia ya en la época de Leonardo.
Ahora, más de 500 años después, La Última Cena sigue recibiendo miles de visitas, estudios y halagos. A finales del siglo pasado, se acabó un trabajo intenso de restauración, ya que la pintura se había degradado mucho. En gran parte, debido al material escogido por da Vinci para pintarla.
La pintura muestra la Última Cena de Cristo con los apóstoles. En concreto, da Vinci representó el momento exacto donde el mesías les comunica que uno de ellos lo traicionará. Las emociones en sus rostros y el movimiento en la obra es algo nunca visto. Digno, aun hoy en día, de estudio.
Las visitas son muy limitadas y con unas normas claras para proteger la obra. Por esto y por su enorme significado, os recomendamos que la visitéis formando parte de un tour.
Basílica de San Ambrosio
En este especial recorrido vamos cerrando un círculo que nos llevará de nuevo a la Catedral de Milán. De todas maneras, aun haremos una nueva parada. Una que, aun maravillados por el genio de Leonardo, nos hará comprender y valorar la historia de Milán y su variedad.
Hablamos de la basílica de San Ambrosio, el patrón de Milán. De hecho, fue el mismo san Ambrosio quien fundó la basílica. En los tiempos donde Milán era la capital del imperio romano de occidente. Un momento donde mártires cristianos caían a manos de la ley romana. En su honor, San Ambrosio les dedicó esta iglesia que, curiosamente, acabaría siendo dedicada a él.
La visita resulta muy interesante para, después de haber apreciado el arte gótico, renacentista y moderno de Milán, ver cómo eran sus construcciones en la época imperial romana. Parece increíble pero, efectivamente, Milán ya tenía un papel importante entonces.
Plaza del Duomo
Y para finalizar nuestro plan de visitar Milán en un día, volvemos a nuestro punto de partida. En la Plaza del Duomo, coronada por la Catedral de Milán, tenemos el lugar perfecto para decir adiós a esta mágica ciudad. La plaza es uno de los puntos álgidos del transporte, desde aquí os será realmente sencillo llegar a cualquier lugar, estación de tren o coger un traslado al aeropuerto.
Y, para saborear las últimos bocados de Milán, podemos admirar los monumentos que completan la plaza además de la catedral, el duomo.
Uno de ellos es el Palacio Real de Milán, un enorme palacio que sirvió como sede administrativa de Milán durante muchos siglos. Desde la familia Visconti hasta los días de Napoleón Bonaparte en Milán.
No podemos perdernos tampoco el Museo del Novecento. No nos dará tiempo a entrar, pero al menos echarle un vistazo desde fuera es merecedor de unos minutos en una visita de un día a Milán. Sus edificios gemelos son una perla arquitectónica.
Y aquí, rodeados de belleza, arte e historia damos por finalizado el recorrido de un día en Milán. Un día intenso lleno de las maravillas de una ciudad increíble. ¡Os marcharéis contentos pero con ganas de volver!