El Castello Sforzesco es uno de los monumentos más impactantes de Milán. Una construcción enorme símbolo del pasado glorioso de la historia de Milán. El castillo se creó en siglo XIV como fortaleza defensiva de la ciudad. Con la llegada de los grandes duques de Milán y el crecimiento de la capital lombarda, el Castello Sforzesco se convirtió en la sede del poder y en la residencia del duque. Fue entonces cuando su interior y exterior se embelleció de forma superlativa, igualándolo a la grandeza de aquella Milán con la ayuda de grandes genios como Leonardo da Vinci.
Quienes aportaron mayor mejora y prestigio al castillo fueron los Sforza, y de ahí el nombre del mismo. Sobre todo, fue Ludovico Sforza, quien también encargo a da Vinci la pintura de ‘La Última Cena’, el que trabajó más por la mejora del castillo.
Con la caída de los Sforza, este colosal monumento estuvo muy cerca de ser demolido. Por suerte, la ciudad consiguió conservarlo y restaurarlo para que hoy podamos disfrutar de esta auténtica maravilla de Milán. Actualmente es sede de diferentes museos.
Castello Sforzesco: estandarte del poder de Milán
El origen de, en aquel entonces fortaleza, data del 1358. Cuando la familia Visconti está en el poder en Milán y ordena su construcción. Ésta no tendrá demasiada importancia aparte de su función militar defensiva.
Ya al final de la estancia de los Visconti en el poder comienza la mayor etapa de esplendor económico y cultural de Milán, cuyo ducado va convirtiéndose en una de las potencias de Italia. Esto llega a su apogeo con los Sforza. Es en 1450 cuando su líder, Francesco, ordena una total reforma y reestructuración del castillo. En este punto el Castello Sforzesco toma su nombre y su importancia. Se convertiría así en la residencia oficial de la familia, sede del poder y de la administración de Milán. Durante esta época se añaden algunos elementos arquitectónicos muy representativos del castillo como su característica torre central.
El máximo esplendor del castillo
Algunas décadas más tarde, en el 1494, llega al poder Ludovico Sforza y el Castello Sforzesco tomará una relevancia todavía mayor. Mucho mayor. Ludovico heredó ya un castillo digno de la categoría de Milán, un edificio pletórico. Y, sin embargo, este contrató a los mejores artistas locales y de la época para decorarlo, reformarlo y aumentar su valor artístico y arquitectónico.
Durante estos años, Leonardo da Vinci pintó frescos en numerosas salas del castillo, incluida la Sala del Tesoro. Da Vinci diseñó incluso los fosos defensivos del castillo, aportando no sólo su talento artístico sino todos sus conocimientos.
Donato Bramante, otro de los genios del Renacimiento, formó parte del equipo de maestros contratados por Ludovico que trabajó para mejorar el Castello Sforzesco.
Con una evolución tal, el Castello Sforzesco se volvió en un edificio majestuoso. Era una de las residencias más lujosas de toda Italia y en ella se recibían a grandes celebridades, autoridades y burguesía en celebraciones del más alto nivel.
Resistente fortaleza… también al tiempo
Con la caída de los Sforza, el castillo siguió en pie pero fue perdiendo el brillo que con ellos había alcanzado. Y no sólo eso, sino que tuvo que sobrevivir a ocupaciones, conquistas… ¡y a los propios milaneses!
La primera gran prueba la tuvo el Castello Sforzesco con el final de los Sforza. Éstos, derrotados por los franceses, se negaron a abandonar Milán y se atrincheraron en el interior del castillo. El ejército francés, para provocar su rendición, colocó minas bajo la fortaleza. Por fortuna ninguna provocó explosiones y la construcción superó el trance. No así la familia de los duques.
Otro francés, Napoleón, conquistaría Italia siglos más tarde, a inicios del XIX. El general hizo de Milán la capital de Italia… pero ordenó destruir del Castello Sforzesco. De aquella orden, sin embargo, se perdieron sólo las torres laterales.
Ya en el siglo XX, con el castillo en desuso y en una época de dificultad económica para el pueblo de Milán, se valoró demolerlo para crear viviendas en su lugar.
Fue el arquitecto Luca Beltrami el que se opuso fervientemente, consiguiendo convencer a toda una ciudad de la importancia de conservar el Castello Sforzesco, patrimonio de Milán. No sólo lo consiguió sino que él mismo ideó un plan de reforma y restauración del castillo, devolviéndole la imagen que tuvo en sus mejores tiempos. Su interior se reformó y adaptó para utilizarlo como sede de museos, función que cumple aun en nuestros días.
El Castello Sforzesco y sus museos
Actualmente el Castello Sforzesco alberga un total de 7 museos. En nuestra opinión, estos son los más interesantes:
- Museo de Arte Antiguo: en él se incluyen los apartamentos ducales, las estancias privadas de los duques decoradas con frescos de da Vinci. Además, en su colección cuenta con ‘La Piedad Rondanini’, última escultura realizada por Miguel Ángel y el Códice Trivulziano de Leonardo da Vinci.
- Museo Egipcio: subsede del Museo Arqueológico de Milán, que tiene su sección egipcia en el castillo. Un museo que, además de una amplia muestra sobre Egipto, incluye una colección dedicada a la prehistoria.
- Piinacoteca: amplia colección de arte, en su mayoría pictórica, con pinturas de artistas de la talla de Tintoretto, Canaletto y Tiziano.
Completan el grupo de museos el Museo de Instrumentos Musicales, el Museo de Muebles Antiguos y Esculturas de Madera, el Museo de Arte Decorativo y el Museo Achille Bertalli.
Horarios, precios y visitas guiadas
El Castello Sforzesco puede visitarse todos los días de 09:00 a 19:30.
Para acceder a los museos, el horario es de martes a domingo de 09:00 a 17:30.
La entrada al castillo, sin acceso a los museos, es gratuita. El billete para entrar a los museos cuesta 10€.
El Castello Sforzesco es uno de los monumentos más grandes y con más historia de Milán. Merece mucho la pena visitarlo acompañado por un guía que nos ayude a comprender y disfrutar cada rincón al máximo. Escribidnos y realizad un tour con nosotros al Castello Sforzesco.